Chocolate y felicidad
Toca la imagen del cálamo de abajo para acceder gratis a nuestra mejor selección de cuentos con actividades. Descárgalos y disfruta de ellos siempre que quieras
Advertisement
¿Dónde empezar? Descarga la guía gráfica "Educar con cuentos", disfruta nuestros videocuentos y prueba Jakhu Cuentos, nuestra app de cuentos infantiles.
Valores
- Alegría y generosidad
Enseñanza
La felicidad que se consigue recibiendo cosas es pasajera, la verdadera felicidad se encuentra haciendo más felices a los demásAmbientación
Una tierra mágica lejana en el tiempoPersonajes
Dos duendes y una niñaAbajo tienes el texto del cuento y un enlace para descargarlo. Úsalo para trabajar el desarrollo emocional y cognitivo de tus niños o tu bebé, y ayudarte en tu labor de padre o madre
Imprimir
Cuento
Hace tanto tiempo que ya nadie se acuerda de que hubo una época en la que cada niño vivía con un duendecillo de la felicidad que lo acompañaba desde el día de su nacimiento. Los duendecillos se alimentaban de la alegría de los niños, y por eso eran expertos inventores de juguetes y magníficos artistas capaces de provocar las mejores sonrisas.
Con el paso de los años, los duendes mejoraron sus inventos y espectáculos, pero la alegría que conseguían era cada vez más breve. Por más que hicieran, los niños se volvían gruñones y exigentes cada vez más temprano. Todo les parecía poco y siempre querían más. Y ante la escasez de felicidad, los duendes comenzaron a pasar hambre.
Pero cuando pensaban que todo estaba perdido, apareció la pequeña Elsa. Elsa había sido una niña muy triste, pero de pronto se convirtió en las más poderosa fuente de alegría. Ella sola bastaba para alimentar cientos de duendes. Pero cuando quisieron felicitar a su duende, el pequeño Flop, no lo encontraron por ningún sitio. Por más que buscaron no hubo suerte, y cuando lo dieron por muerto, decidieron sustituirlo por Pin, el mejor duende de todos.
Pin descubrió enseguida que Elsa era diferente. Ella no disfrutaba mucho con los regalos y maravillas de su duende. Regalaba a otros niños la mayoría de juguetes que recibía de Pin, y nunca dejaba que su duende actuase solo para ella. Vamos, que parecía que su propia alegría le importaba mucho menos que la de los demás niños y a Pin le preocupaba que con esa actitud se pudiera ir gastando toda su energía.
Una noche, mientras Pin descansaba en su cama de duende, sintió algo extraño bajo el colchón, y al levantarlo descubrió la ropa de Flop, cubierta de chocolate dorado. Como todos los duendes, Pin conocía las leyendas sobre el chocolate dorado, pero pensaba que eran mentira. Ahora, viendo que podían ser ciertas, Pin corrió hacia la cama en que dormía Elsa y miró a través de sus ojos. ¡Allí estaba Flop, regordete de tanta felicidad! Pin sabía que desde dentro Flop no podía verle, pero volvió a su cama feliz por haber encontrado a su amigo, y por haber descubierto el secreto de la felicidad de Elsa: Flop la había convertido desde dentro en un duendecillo de la felicidad, y ahora que estaba tan ocupada haciendo felices a otros se había convertido en una niña verdaderamente feliz.
Los días siguientes Pin investigó cuanto pudo sobre el chocolate dorado para enseñar a los demás duendes cómo hacer el mismo viaje. Bastaba con elegir un niño triste, posarse en su mano mientras dormía, darle un fuerte abrazo, y desear ayudarlo con todas sus fuerzas.
Así fue como Pin se convirtió en un bombón dorado. Y a la mañana siguiente aquel niño triste se lo comió. Aunque sabía que no le dolería, pasó muchísimo miedo, al menos hasta que le tocó la lengua, porque a partir de ese momento sintió las cosquillas más salvajes y rió y rió y rió… hasta que estalló de risa. Y entonces apareció en el alma de aquel niño triste, dispuesto a convertirlo en un auténtico duendecillo de la felicidad ayudando a otros a ser más felices.
Los demás duendes no tardaron en imitar a Pin y a Flop, y pronto cada niño tuvo en su interior un duendecillo de la felicidad. El mismo que aún hoy nos habla todos los días para decirnos que para ser verdaderamente felices hay que olvidarse un poco de las propias diversiones y hacer algo más por los demás.
¡Vamos a trabajar el cuento, ahora que aún está fresco!
Un minuto para pensar...
¿Qué sientes cuando ayudas a alguien y ves que se alegra muchísimo? ¿Y cuando lo recuerdas algún tiempo después? ¿En qué se diferencia de cuando tomas tu plato favorito o te regalan un juguete? ¿Pueden el recuerdo de una comida o un juguete alegrar tanto como el de haber ayudado a alguien? Sin embargo, ¿qué cuesta más al principio, recibir regalos o alegrar a los demás?
Una buena conversación
Cuéntale a tu hijo algo que hicieras por alguien y por lo que sientas un orgullo especial, especialmente si tuviste que hacer alguna renuncia. Explícale los detalles y las dificultades que tuviste que superar o que podrían haber impedido que lo hicieras y la importancia que tiene que un buen recuerdo como ese forme ahora parte de tu vida.
¿Y si pasamos a la acción?
Esta es una ocasión estupenda para llenar la casa de personitas de la felicidad. Todos tratarán de hacer felices a los demás cada día. Cuando alguno sienta que otro está intenta hacerle feliz, lo escribirá en un papel y lo depositará en un frasco. Al final del día se sacarán los papelitos y se leerán en voz alta, recordando a todos las cosas buenas que hemos hecho y animándonos para continuar al día siguiente. Por cada papelito se pondrá un trocito de chocolate en una fuente, y cuando esté llena se convertirá en un gran pastel de chocolate y felicidad.
¿Te ha gustado el cuento?
Sí
No
Temas de este cuento
Otros cuentos aún más cortos
( afortunadamente, enviártelos no nos cuesta nada )
¿Prefieres buscar los cuentos, o utilizar los valores o personajes que contienen? También puedes hacerlo utilizando estos enlaces
buscar en la colección
Comentarios
Hola: Vivo en Canada. Mi
Hola:
Vivo en Canada. Mi hija única no tiene hermanos ni familia otra que papa y mama acá. No ha sido fácil pero hemos logrado que hable y lea español. Ella ya tiene 9 años y le encanta leer. Estas historias están un poco fáciles para su nivel de lectura pero ella se divierte muchísimo con las ocurrencias y divertidas situaciones. Yo leí un par antes de empezar a leerlo con ella. Nos reímos un montón y al final siempre reflexionamos acerca del contenido. Lo que me encanta es que la reflexión no es solo para ella. A mi también me cae reflexionar un poco. No me crees? Lee "El lio en la Clase de Ciencias" estoy segura que aplica a todos los adultos.
Lecciones de valores, sencillas, con lenguaje apropiado, con muy buena gramática y cortas para que no se nos pase la hora de dormir.
Un gran abrazo.