El viaje de las hijas del sultán
Toca la imagen del cálamo de abajo para acceder gratis a nuestra mejor selección de cuentos con actividades. Descárgalos y disfruta de ellos siempre que quieras
Advertisement
¿Dónde empezar? Descarga la guía gráfica "Educar con cuentos", disfruta nuestros videocuentos y prueba Jakhu Cuentos, nuestra app de cuentos infantiles.
Valores
- Afectividad y saber amar
Enseñanza
Una forma excelente de evitar la violencia en la pareja y ser más feliz con ella es elegir siempre buenas personas, aunque no tengan el mismo atractivo personal.Ambientación
El reino de un sultánPersonajes
Un sultán, sus dos hijas, un tigre y un perroAbajo tienes el texto del cuento y un enlace para descargarlo. Úsalo para trabajar el desarrollo emocional y cognitivo de tus niños o tu bebé, y ayudarte en tu labor de padre o madre
Imprimir
Cuento
Hubo una vez un viejo sultán preocupado porque aún no había decidido a cuál de sus hijas dejar el trono. Su amigo el visir le aconsejó:
- Ponlas a prueba. La vida es un largo viaje ¿no? Pues llévalas a un lugar remoto y que cada una viaje hasta aquí por su cuenta. Júzgalas a su vuelta por lo que hayan aprendido.
- ¿Y si algo les ocurriera?
- No se preocupe, majestad. Dejaré que les guarde y acompañe un animal de su elección.
Ara y Taira, las princesas, fueron llevadas muy lejos, y allí pudieron elegir su animal protector. Ara eligió un magnífico y poderoso tigre que no desentonaba ni con la belleza ni con el carácter valiente e impetuoso de la princesa.
- Me encanta ese tigre- dijo Taira- pero yo no lo escogería para un viaje tan largo. Los tigres son peligrosos y difíciles de controlar.
- No te preocupes, hermanita, yo sabré dominarlo- respondió Ara al emprender el camino de vuelta.
Taira pasó algún tiempo conociendo a los animales antes de elegir su compañero. Y aunque los animales bellos y exóticos le parecían maravillosos, se decidió por un perro de ojos inteligentes, simpático y bonachón, con el que se entendía a las mil maravillas.
El viaje resultó muy extraño. Cada vez que pasaban por algún pueblo o ciudad, Ara y su tigre levantaban gran admiración y eran acogidos con fiestas y celebraciones, mientras Taira y su perro pasaban prácticamente desapercibidos. Pero el resto del tiempo, cuando viajaban alejados de la gente, Taira disfrutaba de todo tipo de juegos con su perro, mientras que Ara apenas conseguía dominar la ira y la fuerza del tigre, y vivía angustiada pensando que en cualquier momento el animal pudiera llegar a atacarla. Y lo hizo varias veces, aunque las heridas nunca llegaron a ser graves.
Cuando Ara y su tigre llegaron al palacio también fueron recibidos entre aclamaciones. Al poco llegó Taira, y el visir recordó entonces al sultán:
- Ha llegado la hora de decidirse. Preguntadles qué tal fue el viaje y qué han aprendido.
- ¿Qué necesidad hay? - replicó el sultán - Mira a Ara y su magnífico tigre, tienen una imagen perfecta y todo el mundo los adora.
- Preguntadles de todas formas - insistió el visir- seguro que tienen magníficas historias que contar.
- Cierto, eso seguro... ¿Queridas hijas? ¿Qué tal vuestro viaje?
Ara apenas tuvo tiempo de responder, porque Taira se lanzó a hablar sin parar. Se le había hecho tan corto, y lo había pasado tan bien con su perro, que no dejaba de dar las gracias a su padre por habérselo regalado, y le pidió conservarlo para siempre. Y mientras Taira contaba sus mil historias, el sultán vio en lo ojos de la bella Ara una pequeña lágrima de envidia ¡Se le había hecho tan largo! ¡Y todo por haber elegido aquel tigre brusco y salvaje!
El visir, viendo que el sultán había comprendido, gritó con voz potente:
- Ya no hay necesidad de trucos ¡Al sal halam!
... y una nube mágica devolvió al perro y al tigre su forma humana. Eran dos de los muchos príncipes que llevaban años cortejando a las hijas del sultán. Las dos reconocieron enseguida al tigre: era Agra, el más apuesto y poderoso de sus pretendientes, del que ambas habían estado enamoradas durante años. El perro era Asalim, un joven del que apenas recordaban nada. Pero tenía los ojos y la sonrisa de su querido compañero de juegos, y Taira se lanzó a sus brazos y corrió a pedir permiso a su padre para celebrar la boda.
Agra estiró las manos hacia Ara con un sonrisa: hacían una pareja admirable. Pero en sus ojos la princesa reconoció la fiereza y agresividad que tantas veces mostró su compañero de viaje. Y no tuvo ninguna duda: perdería el trono y su amor de juventud, pero no pasaría toda su vida en compañía de un tigre al que nunca podría controlar.
¿Te ha gustado el cuento?
Sí
No
Temas de este cuento
Otros cuentos aún más cortos
( afortunadamente, enviártelos no nos cuesta nada )
¿Prefieres buscar los cuentos, o utilizar los valores o personajes que contienen? También puedes hacerlo utilizando estos enlaces
buscar en la colección